Las casas y la decoración interna ya son algo más que hormigón y madera. Si hay quien recupera el jengibre (aunque sea para elucubrar sobre el futuro de la arquitectura), hay otros materiales que, aunque ahora causen asombro, ya están muy presentes en la edificación y el estilismo. Y si no, se están comenzando a implantar o lo harán pronto.
Los hay de nombre rimbombante, como la espuma de titanio, y otros más de andar por casa, como la piel de patata o la arena del desierto. Todos ellos sirven para construir ladrillos, pilares o elementos decorativos. El reciclaje o la sostenibilidad se dan de la mano. Te explicamos cómo funcionan:
Grafeno
Es uno de los materiales del futuro, y no solo para la tecnología. Muchos han sabido ver su potencial para las casas, gracias a su resistencia. Y en los detalles más escondidos. Por ejemplo, en el filtrado del agua. Unas pequeñas membranas recogerían todos los elementos contaminantes, de sal a pesticidas, algo que los hogares de países en vías de desarrollo valorarían mucho. Otra de las características del grafeno es su ligereza, de agradecer para muebles o, como ya se está experimentando, sillas de ruedas.
Ladrillos de pelo humano
¿Qué hacer con esos restos que caen al suelo en las peluquerías? A la inglesa Ellie Birkhead se le ocurrió que podían formar parte de unos ladrillos muy resistentes. Para ello, mezcló arcilla con paja, como si se tratara de adobe, pero añadió materiales tan variopintos como lana, estiércol y el cabello que recogió en uno de aquellos locales. Birkhead lo concibe como un proyecto que puede impulsar una industria local en peligro de extinción, pues para fabricarlos recuperó una antigua fábrica de ladrillos de la región de la que procede. Por ello, otra línea de ladrillos está fabricada con granos usados en las cervecerías próximas.
Muebles y jarrones de tuberías de PVC
Hacer un sillón o una escultura de hierro o madera es habitual. Pero otros deciden ir más allá y aprovechar los materiales que se destinan a la construcción de la casa para innovar. Hablamos de tuberías de PVC. Son varios los artistas que ya los han probado: el japonés Kodai Iwamoto las transforma en jarrones, con técnicas como la del soplado del vidrio; Lucas Muñoz crea sillones con reposabrazos que tienen pinta de ser muy cómodos, y Christophe Machet se atreve con sillas.
Bloques de arena del desierto
La arena que se utiliza para el hormigón no es como la de la playa o el desierto, sino una denominada árido fino que se obtiene de minas, playas o del lecho de ríos. Sin embargo, poco a poco la arena del desierto está jugando un papel muy interesante en la fórmula del hormigón. Lo hace con productos registrados como Finite, un material de construcción biodegradable que genera la mitad de huella de carbono que el hormigón tradicional. Según sus creadores, un bloque se puede reutilizar en el futuro, sin necesidad de que termine en un vertedero.
Pieles de patata
Los restos de estos tubérculos se han usado para crear tableros como los de aglomerado, pero biodegradables y sin tóxicos. Sus creadores, Rowan Minklet y Robert Nicoll, recogen las pieles de fábricas de alimentos. Con ellas han hecho una especie de pasta con madera reciclada, bambú y otros materiales que presionan sobre una tabla que se puede usar en la construcción o para fabricar muebles.
Sal
Espuma de titanio
Suena a oxímoron o a creación de cocina de Ferran Adrià, pero de verdad que existe. Su aspecto de esponja plateada esconde una estructura porosa y flexible ideal para prótesis médicas. En lo que nos interesa para la construcción, al mezclar el polvo de titanio con espuma de poliuretano obtenemos el material ideal para aislamientos o pilares.
Colillas
Botellas de plástico
El estudio mexicano Paola Calzada Arquitectos ha desarrollado una línea de muebles bajos con botellas de plástico recicladas y ‘valchromat’, un material con fibra de madera. Las piezas se encajan sin necesidad de pegamento, y se obtienen unos muebles resistentes al agua y a la luz del sol. Fabricados en el propio país, una unidad puede estar confeccionada con hasta 350 botellas.
Cáñamo
Terminamos hablando de un material que a muchos puede sorprender, pero que cada vez es más habitual. El cáñamo, la variedad no psicoactiva del cannabis, tiene una larga tradición en el uso de fibras textiles. Y desde hace unos años, también forma parte del ‘hempcrete’, un aislante térmico compuesto por la planta, agua y cal, capaz también de hacerse con el dióxido de carbono de alrededor.
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